La iglesia de San Miguel es uno de los edificios más característicos de la ciudad. Construida entre finales del siglo XII y principios del XIII, se levanta sobre otra anterior del mismo nombre. Consta de tres naves y crucero no marcados en planta, no así en el exterior donde la nave central tiene una mayor altura. La cabecera tiene tres ábsides, el central semioctogonal y semiexagonales los laterales. Las naves presentan cinco tramos por tres en el crucero.

Encima del primer tramo de la nave central se levanta la torre, de planta cuadrada, formada por dos cuerpos y un falso remate almenado. Un cubo adosado en el lado Norte, de aspecto cilíndrico durante el primer cuerpo y poligonal después, contiene en su interior una escalera de caracol que permite el acceso a los diversos cuerpos de la torre.

Vista la torre desde la fachada Oeste, el ventanal ajimezado situado sobre la portada corresponde a la nave central. Sobre él los dos ventanales de arco ligeramente apuntado, situados a partir de los contrafuertes, corresponden al primer cuerpo de la torre cuyo final lo marca una imposta que la rodea.

En el interior este cuerpo es una sala con dos ventanas en cada frente, aunque cegadas las del Este. La construcción de la escalera de caracol también cegó la situada más al Oeste en la fachada Norte.

El segundo cuerpo presenta una altura similar a la que suman la nave central y el primer cuerpo. Tiene grandes ventanales ojivales en sus cuatro frentes. Por último, tanto la torre como el cubo con la escalera de caracol se rematan con almenas de construcción moderna, pues hasta finales del siglo XIX llevaba un tejadillo.

El carácter defensivo de la torre viene dado, más que por su aspecto, por su importancia como lugar de vigilancia al ser una de las construcciones más altas de la ciudad. Así en 1298 el vigía apostado en San Miguel, hizo repicar las campanas, tras descubrir durante la noche el intento de toma de la ciudad por los partidarios de Alfonso y Juan Núñez.