Castillos de Palencia
Santa Cecilia del Alcor

Al igual que otras villas situadas alrededor de la capital palentina como Villamuriel, Magaz, Villajimena, Villalobón, Grijota, Villamartín y Mazariegos, perteneció al obispado de Palencia, que en 1228 recibe la localidad por parte de los abades de San Isidro, San Gil y San Román, de la Orden cluniacense de San Benito, para "arreglar diferencias".

El palacio

Según el Becerro de las Behetrías de mediados del siglo XIV pagan al rey servicios, monedas y fonsadera, así como 85 maravedís de martiniega y 15 de yantar. También dan al obispo 85 maravedís por martiniega y 25 de yantar, y el que tiene ganado, una serna mensual.

La localidad en 1528 cuenta con 19 vecinos pecheros y aunque tiene asignada la cantidad de 2.200 maravedís en concepto de servicio, no la paga.

En el siglo XVI el Cabildo recibe en concepto de martiniega la cantidad de 360 maravedís, a los que se añaden 8 gallinas y 3 cargas de cebada.

Tras la autorización del Papa Gregorio XIII para la enajenación de diversos bienes eclesiásticos, Felipe II vende la villa el 18 de agosto de 1581 al doctor Gonzalo de Cartagena por 1.632.109 maravedís. A cambio había concedido dos años antes al obispado un juro sobre las alcabalas de la ciudad de Palencia por importe de 4.302 maravedís.

Eclesiásticamente, en 1589 pertenece al Arciprestazgo de Dueñas y cuenta con 48 feligreses. Dos años después son 46 los vecinos, de los que 44 son pecheros y 2 pertenecen al clero secular.

Con la muerte de Gonzalo de Cartagena, hereda la villa su hermano Antonio, que devuelve la villa a la Hacienda Real al entregarla como parte de un pago. Pasa la villa por donación a Luis de Mercado, oidor del tribunal de la Contaduría Mayor de Hacienda, en atención a sus servicios, mediante privilegio de Felipe II de 11 de marzo de 1607.

El palacio

Aparece Santa Cecilia en el Censo de la Sal de 1631 con 18 vecinos, 48 personas, además de 58 cabezas de ganado mayor y 499 de ganado menor, con un acopio de 22 fanegas de sal.

La población se reduce en 1712 a 7 vecinos, además de un pobre y una viuda, esta última contada como medio vecino.

El Catastro de Ensenada refleja que en 1751 es villa de señorío del Marqués de Revilla, por el que percibe el tributo de martiniega. La población está formada por diecisiete vecinos, una viuda y otros dos que residen en Palencia y Valladolid. Cuenta la localidad con veintiuna casas de mala calidad, de las que seis están inhabitables, además de indicios de otras doce arruinadas. También se indica la existencia de tres palomares.

Poco después, en el año 1768, se indica un vecindario formado por 107 personas, de las que 55 son varones y 52 mujeres. Nueve años después el número de habitantes aumenta a 117, de los que 59 son hombres y 58 mujeres. Por ocupación 18 son labradores, 7 jornaleros y 4 criados, además de un teniente cura y un militar. El resto carece de profesión específica o son menores. La localidad es villa de señorío secular con Alcalde Mayor de Señorío y Alcalde Ordinario nombrados por el Marqués de Revilla.

Becerro de las Behetrías

Durante el siglo XIX la evolución de la población pasa por los 38 vecinos, 149 habitantes, que hay en 1828; a 33 vecinos, todos electores, que figuran oficialmente en 1843. Pascual Madoz indica a mediados de siglo la presencia de 31 vecinos, 161 almas, con un casco urbano formado por 40 casas "miserables". En 1874 se cifra el número de habitantes en 226, con 52 casas y 6 cuevas utilizadas como vivienda. En la década siguiente descienden los habitantes a 197 y hay 76 edificios, de los que 26 están inhabilitados.

José Angel Recio, en su libro Palencia y sus Castillos menciona la existencia de un castillo en esta localidad, de la que dice "Algunos, muy pocos metros, se pueden apreciar adosados a una nueva construcción vecinal". Quizás se refiera a las ruinas del Palacio de los marqueses de Revilla, que ya a mediados del siglo XIX se encontraba muy deteriorado según Pascual Madoz. A mediados del siglo XVIII en su interior contaba con un palomar.

Según Rafael Navarro, en el Catálogo Monumental de la provincia de Palencia, parece que fue levantado por el Duque de Veragua, aunque otros consideran más lógico atribuir su construcción al primer Marqués de Revilla, Diego Gasca de la Vega.

Los restos que quedan del mismo nos hablan de un edificio de planta cuadrada, construido con piedra de sillería, que presentaba tres altos ventanales en cada fachada, con una moldura que por debajo de los mismos rodea el edificio. En el interior contaba con dos galerías.

Iglesia de S. Miguel

Su utilización como establo ha alterado su fisonomía, prolongando varias de las ventanas hasta el nivel de la calle para la entrada del ganado, algunas de las cuales posteriormente fueron de nuevo cerradas en mayor o menor medida.

Una moderna construcción de dos plantas, emparejada en altura con lo que se conserva del antiguo palacio, ha ocupado los dos tercios de la fachada delantera y uno de la lateral, manteniendo la alineación del edificio. A su izquierda, el tercio restante de la fachada se encuentra también muy transformado al haberse construido un portalón metálico.

En la localidad destaca la iglesia parroquial del siglo XVI que se dedica a San Miguel. Junto al borde del páramo que domina la villa se encuentran numerosas viviendas rupestres que fueron habitadas hasta hace pocas décadas. Natural de esta villa era el afamado astrónomo y meteorólogo del siglo XIX Francisco León Hermoso.