En San Cebrián de Buena Madre se encuentra el palacio fortificado de los Múgica, construido a principios del siglo XVI. Se trata de un magnífico edificio de dos pisos con planta cuadrada de 25 metros de lado, que se organiza en torno a un patio central y que cuenta en cada una de sus esquinas con un torreón cilíndrico rematado con almenas y varias aspilleras estrechas que le servían para su defensa a los que se accede desde la segunda planta. También a la altura del segundo piso la fachada Sudeste cuenta dos letrinas.
Predomina en su construcción la sillería, destacando en la fachada principal, sobre su puerta dovelada y enmarcado en un alfiz, el espléndido escudo de los Múgica, cuartelado con 1º y 4º con una banda engolada en dragantes y a los lados escudete con tres fajas, mientras que el 2º y 3º muestran un castillo con tres torres. Surgiendo del yelmo que corona el escudo aparecen varios lambrequines.
San Cebrián de Buena Madre es una pequeña villa perteneciente al municipio de Valbuena de Pisuerga, situada en el límite con la provincia de Burgos. Fundada a principios del siglo X por Fernando I de Castilla y su esposa doña Sancha, sus orígenes pueden ser de época romana, pues hace años se encontraron en los alrededores restos de edificaciones que hacen pensar en la posible existencia de una villa de esa época.
La primera referencia documental en la que aparece la villa corresponde al año 872. Se trata de un documento por el que Alfonso VIII hace donación al Monasterio de San Miguel de Valbuena de Pisuerga de la dehesa de Bona-matre, citando después a Sancti Cipriano (San Cebrián).
La dehesa era el frondoso bosque de Buena Madre, cuyo aprovechamiento por las villas de la zona provoca varios pleitos con nueve concejos aledaños, por lo que el rey Alfonso X "El Sabio" tiene que intervenir en 1270 para marcar sus deslindes jurisdiccionales.
Un diploma de la catedral de Burgos de 1074 que recoge el contrato matrimonial de Rodrigo Díaz de Vivar y doña Jimena, indica la entrega como dote del monasterio de San Cebrián de Buena Madre y otras 37 villas por parte de Rodrigo.
Juan de Castro de Múgica, regidor de Castrojeriz, compra el señorío de San Cebrián a la abadía de Santillana (Cantabria) con el compromiso ante el obispo de Burgos de reedificar y ampliar la iglesia. En 1512 permuta varias heredades que posee en Astudillo por las que las tienen las monjas de Santa Clara de esta localidad en San Cebrián.
La villa cuenta en 1528 con 374 vecinos pecheros y está incluida en la merindad de Monzón. Según datos eclesiásticos del obispado de Burgos en 1588 pertenece al arzobispado de Palenzuela y tiene 20 vecinos. Tres años más tarde, en el censo de 1591, aparece “Sant Cebrian de Buenamadre” con 21 vecinos catalogados 18 como pecheros, 2 como hidalgos y un clérigo.
El acopio anual de sal lo realiza de las salinas de Poza de la Sal, con quienes tiene en 1631 una escritura para suministro de 17,5 fanegas anuales para consumo de las 8 personas, contadas como 3 vecinos, y las 504 cabezas de ganado menor que existen en la villa.
Aparece como "San Zibrián de Buena Madre" dentro del partido de Burgos con 8 vecinos en el vecindario de 1646, mientras que en 1712 figura en el partido de Castrogeriz y con una población de 5 vecinos.
En 1749 Pedro Montoya es el dueño del lugar, en cuyo término tiene un batán de dos pilas y, dado del auge de la fabricación de paños en Astudillo, está construyendo otro.
A mediados de siglo, según los datos del catastro de Ensenada, es lugar de señorío y pagan 2 pollas cada uno de sus 14 vecinos en reconocimiento de vasallaje. El núcleo urbano lo forman 16 casas, una de ellas inhabitable, sin que paguen nada por su establecimiento.
Con 56 habitantes aparece en el censo de 1768, 31 hombres y 25 mujeres, entre los que hay un hidalgo, Pedro Regalado Montoya figura como señor de la localidad aunque está en pleitos por la posesión del mayorazgo.
A pesar de la escasa población dos años más tarde cuenta con 3 hermandades, la de la Santa Vera Cruz "muy corta" que carece de fondos y no hace misa alguna; la de Santa Juliana, titular de la parroquia, también con pocos fondos por los que el párroco corre con los gastos; y la hermandad de la Santa Cruz cuyos hermanos contribuyen a los gastos que se ocasionan el Jueves Santo.
El lugar dispone de 45 habitantes en 1787, de los que 20 son hombres y 25 mujeres. Con ocupación específica aparecen 4 labradores, 4 jornaleros, 3 criados, 1 cura y 1 sacristán.
A finales del siglo XVIII dispone de un batán con dos pilas que sirve a la fábrica de paños de Astudillo.
En 1828 según recoge Sebastián Miñano, es lugar de señorío de la provincia de Palencia, partido de Campos. Tiene 10 vecinos, 41 habitantes, que contribuyen con 195 reales y 14 maravedís, además de tienen enajenados derechos por valor de 33 reales y 18 maravedís. Como industria dispone de un batán.
A mediados del siglo XIX pertenece al partido judicial de Astudillo, con un casco urbano formado por 6 casas, el antiguo palacio, la iglesia y mantiene el batán para los paños que se elaboran en Astudillo. La población es de 21 habitantes, contados como 4 vecinos. A partir de 1857 desaparece como municipio incorporándose al vecino de Valbuena de Pisuerga.
Según datos del obispado de Burgos, cuenta con 50 almas en el año 1863 y 51 en 1872, en ambos casos contados como 12 vecinos. En 1877 ya figura en el obispado de Palencia, con 40 habitantes y 20 edificios de humilde construcción de los que 11 están deshabitados.
Al iniciar el año 1888 aparece como aldea, con 4 edificios de una planta, 5 de dos y 5 albergues. Cuenta con una población de hecho de 41 personas y de derecho de 40.
La iglesia parroquial, dedicada a Santa Juliana, es gótica de finales del siglo XV. En su interior unos sepulcros renacentistas con estatuas yacentes conservan los restos de Juan Castro de Múgica, señor de San Cebrián y del valle de Aramayona, en Álava, y de Doña Mencía de Guevara.