Castillos de Palencia
Castrillo de Onielo
Panorámica

Ocupa una estratégica posición sobre un cerro, a 819 metros de altura, desde la que domina los valles por los que discurren los arroyos Maderano y Charcón. Para la defensa de la población contó además con una muralla que la rodeaba y un castillo, por lo que en otro tiempo también se la conoció como Castrillo de la Peña.

También aparece en documentos histó­ricos con diversos nombres como "Castrello de domna Eilo", "Castriel de don Elo", "Castrel de Onnielo2, "Castrel donelo" y "Castrillo Donyelo" que han evolucionado hasta su actual denominación.

Iglesia de Ntra. Sra. de la Paz

Tras la reconquista de estos territorios a finales del siglo IX por parte de Alfonso III "El Magno", formó parte de una serie de fortificaciones que se levantaron a lo largo de los ríos Esgueva y Arlanza, en las actuales provincias de Burgos, Valladolid y Palencia.

En 1351 figura como lugar de behetría de Juan Rodríguez de Torquemada, Juan de la Peña y de su sobrino Gómez, teniendo varios señores naturales entre los que se encuentran Ruiz González de Castañeda, Lope Díaz de Madrigal, el señor de Lara y los Aza, entre otros.

Tiene un encabezamiento de 900 ma­ravedís de martiniega, de los que el rey recibe 600 y el resto los señores. Además abonan al adelantado 24 maravedís por derecho de martiniega y al merino 25 por carta de pago. Pagan al rey servicios y moneda, pero no fonsadera ni yantar.

En 1475 al concejo de "Castril-donelo" se le asigna la cantidad de 22.651 maravedís de los 835.223 que tiene que pagar de contri­bución la merindad de Cerrato.

Al igual que en la vecina localidad de Cevico de la Torre, en el siglo XV tiene una pequeña aljama judía. A finales de este siglo es señorío de Lope Vázquez de Acuña, segundo conde de Buendía.

Iglesia de Ntra. Sra. de la Paz

Durante la guerra de las comunidades los vecinos, al igual que otras localidades del Cerrato, fueron obligados por el obispo Acuña a entregar carretas y dinero, así como a la aportación de peones para reforzar las fortificaciones de Dueñas.

Los 118 vecinos pecheros con que cuenta la localidad en 1528 pagan 13.600 maravedís en concepto de servicios a su majestad. En 1589 son 128 vecinos según datos ecle­siásticos. Dos años más tarde datos oficiales recogen un vecindario de 132 vecinos, de los que 127 son pecheros y 5 pertenecen al clero secular, no se censa ningún hidalgo.

En 1631 solicitan al alfolí de Encinas 50 fanegas de sal para el consumo anual, aunque tienen un concierto para el suministro de hasta 80 fanegas.

Forman el vecindario 88 vecinos en 1712, entre los que se encuentran 14 viudas que son consideradas como 7 vecinos.

Figura en el siglo XVIII como villa de realengo aunque paga al monasterio de San Juan, situado a las afueras de Burgos, 36 reales y 12 maravedís en concepto de martiniega en la que se incluye la parte correspondiente al despoblado de Renedo. En 1752 según declaran en el Catastro de Ensenada son 130 vecinos, entre los que se incluyen los eclesiásticos y se computan cada dos viudas como uno. El casco urbano lo forman 143 casas, de las que 2 están arruinadas.

Torre

La villa cuenta con 475 habitantes en 1768, de los que 214 son varones y 261 mujeres. Hay además 4 que pertenecen al real servicio y 1 a la inquisición.

Existen en 1771 cinco cofradías en la localidad, la del Santísimo Sacramento, De la Cruz, Ánimas, San Isidro Labrador y San Sebastián, que celebran una función cada una, diferentes misas y la primera da un refresco.

Aparece en 1787 como villa de juris­dicción real, con alcalde ordinario e incluida en el partido de Cerrato. El número de habitantes asciende a 509, entre los que por ocupaciones hay 85 jornaleros, 27 labradores, 3 artesanos, 2 criados, 1 escribano y 1 estudiante. Forman el clero 2 beneficiados, 1 teniente de cura, 1 sacristán y 1 acólito.

A mediados del siglo XIX Pascual Madoz recoge que la población asciende a 531 habitantes considerados como 102 vecinos, con 110 casas de 2 pisos y de 11 a 12 varas de altura y mala distribución interior por ser muy antiguas. También hay un pósito fundado en 1585 por un beneficiado de la villa, y escuela de primeras letras a la que acuden 23 alumnos.

En 1874 se el número de habitantes asciende a 722, hay 170 casas, 86 bodegas, 2 molinos y 6 palomares.

Puerta del Arco

De la muralla que la rodeaba aún se conservan algunos restos y parte de sus accesos, como la puerta del Arco, cons­trucción de sillería con arco de medio punto y entrada un poco acodada y en pendiente, lo que facilitaba una mejor defensa. Carecía de rastrillo. También quedan vestigios de otra entrada, Las Puertas, situada en el otro extremo del casco urbano, entre cons­truc­ciones modernas, y de la que conserva únicamente parte de una jamba, similar a la puerta del Arco.

Sirviendo de soporte para el frontón de la localidad se encuentran los restos más importantes de la muralla, construida con grandes bloques de sillería y una altura actual de 6,50 metros, aunque sin duda fue mayor. En la parte superior aún es visible una ventana con arco de medio punto y debajo de ella una tronera.

En línea con este tramo de muralla se levanta una torre que pudiera corresponder a su antiguo castillo, que el Consejo Real manda demoler a los vecinos en 1515. Se trata de una construcción rectangular de 6,70 por 6,20 metros realizada igualmente con grandes bloques de sillería. Únicamente se conservan dos pisos que están rematados por un tejado a cuatro aguas, presentando una altura similar a la de la muralla.

Torre y muralla

En la fachada Este aún se mantiene la entrada original, con un pequeño arco de medio punto, situada en el primer piso. De fecha posterior es una nueva puerta abierta en la planta baja. En el lateral Sur, se encuentra la entrada actual a la torre. Se sitúa a media altura, junto a una aspillera, y su acceso se realiza por medio de una escalera de piedra. En la fachada Oeste en el segundo piso tiene una aspillera y cuenta con una pequeña ventana en la misma planta de la cara Norte. En los últimos años ha servido para almacenar herramientas de labranza.

Debió de existir más de una torre ya que a principio del siglo XVI se encontraban en muy mal estado como se deduce del inventario de bienes confeccionado a la muerte de Teresa Sarmiento, que aportó "las torres" de Castrillo de Onielo entre otros bienes como dote para su matrimonio con Pedro de Acuña, segundo señor de Villaviudas.

Ninguno de los tres hijos de Teresa quiso quedarse con ellas alegando "ser difíciles de sostener por estar mal reparadas", a pesar de que el matrimonio había invertido 80.000 maravedís en su mejora. Finalmente se valoran, junto con su armamento entre el que se encuentra artillería, tiros, pólvora, ballestas, etc. en 150.000 maravedís.

Muralla

En el centro de la localidad se alza la iglesia parroquial dedicada a Nuestra Señora de la Paz. Su construcción es románica del siglo XII de la que se conservan las portadas originales, si bien su cabecera es gótica del XIII y parte de sus naves del XVII al igual que la torre, barroca de 1682.

En su interior destaca una escultura de Cristo en la Cruz del siglo XIII, y del XVI varias esculturas y la cajonería de nogal finamente labrada en la sacristía.

A unos 4 kilómetros de la localidad se encuentra la ermita de la virgen de Villagustos.